domingo, 21 de diciembre de 2008

wukro


¿Porqué no empezar una nueva aventura ahora que viene la cigÜeña de París?
Palmadas de ilusión, de miedo, de dolor, palmadas de ánimo, de calor, de corredor a corredor.
El recorrido está claro, sigue las señales,afina tu cuerpo, corre y vuela.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

el ejército se nos quedó escaso, esto se acabó.



“Las atrocidades generalizadas y sistemáticas se suman a los crímenes contra la humanidad. Pero aún así, los principales socios donantes de Etiopía, Washington, Londres y Bruselas, parecen mantener una conspiración de silencio en torno a los crímenes”.
Etiopía se ha convertido en un gran aliado de los Estados Unidos, desde los ataques del 11 de septiembre de 2001. Los gobiernos e instituciones occidentales, como los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, dan cada año al país como mínimo 2.000 millones de dólares. Muchos de los civiles que viven en la zona del conflicto de Ogaden, son nómadas que están en constante movimiento en busca de pastos frescos.
Las principales operaciones militares se centran en las ciudades de Degehabur, Kebri Dahar, Wardheer y Shilavo en Ogaden, que se encuentran en la región somalí de Etiopía. El área es la base de apoyo a la ONLF.
Al mismo tiempo, ha surgido una crisis humanitaria grave y compleja en la región donde las Fuerzas de Defensa Etíopes están librando un enfrentamiento de alta intensidad contra el insurgente Frente de Liberación Nacional Ogaden y con otros grupos armados menores que cruzan la frontera de Somalia.
Se teme que la situación pueda deteriorarse más y existe una especial preocupación por la protección de niños y mujeres.
Ahwar, en Yemen es el peligroso camino, el más cercano para salir del cuerno de África, allí se unen a Somalíes, Etíopes, y Eritreos en Campamentos de Refugiados que UNHCR tiene montados para atender a los que logran sobrevivir a la dura e inhumana travesía.

sobrevivir


“Los soldados me sacaban para pegarme y algunas veces para violarme”, relata sentada en su habitación en Eastleigh, en Nairobi. “Las mujeres más jóvenes eran las favoritas de los soldados. Mientras que estuve allí ví a dos hombres mayores colgados del techo con un cable, ambos murieron”.
Adan escapó y se siente muy afortunada de haberse alejado de la situación que empeora cada día más en Ogaden, una región que ha estado envuelta en conflictos durante décadas.
Somalia y Etiopía han ido a la guerra dos veces para disputarse la región, que está poblada por la etnia somalí, y que ambos países reclaman como territorio propio.
La campaña militar de Etiopía, se ha intensificado desde que el ONLF atacó las instalaciones petroleras gestionadas por los chinos, en abril del año pasado, matando a 75 personas, entre los que había trabajadores chinos.
Un informe de Human Right Watch, HRW, publicado el mes pasado, acusa al régimen etíope de cometer abusos generalizados contra los civiles. “La respuesta del ejército de Etiopía a los rebeldes ha sido atacar brutalmente a los civiles en Ogaden”, asegura Georgette Gagnon, la directora de HRW África.

la insoportable levedad del ser


Suleikha Mohamed Adan, una viuda de 30 años y madre de cinco hijos, estaba viviendo una vida difícil de nómada, en la dura región de Ogaden, del este de Etiopía, cuando los soldados del Gobierno entraron en su casa y la arrestaron.
A su marido y a su padre los mataron el año pasado las fuerzas gubernamentales, que les acusaron del mismo crimen por el que la arrestaron a ella: simpatizar con el Frente de Liberación Nacional Ogaden, ONLF, un grupo que lucha por la autodeterminación de la región de Ogaden.
“Mis cinco niños estaban llorando cuando me ataron las manos a la espalda y me empujaron al suelo”, cuenta Adan, que ahora vive en Kenia, mientras se seca las lágrimas de la cara. “Me vendaron los ojos y me tiraron como si fuera una pelota a la parte trasera de su camión militar”.
Después de dos noches, Adan se encontró en el sótano de una prisión de la ciudad de Godey, donde estuvo detenida durante 15 meses con otros cientos de prisioneros.

leyendo sobre el cuerno de áfrica


"Es como si ellos intentasen extermininarnos," dijo ella mientras, nerviosa, quebraba ramitas entre sus dedos al momento de hablar fuera de su choza. "Incluso aquí, no estamos seguros."

Oficiales de Naciones Unidas aseguraron que los agentes de inteligencia etiopes se han infiltrado a Kenya y el 2 de noviembre se registró un ataque misterioso que sólo aumentó estos temores.

Según la policía de Kenya, hombres enmascarados irrumpieron en un edificio departamental en un barrio pobre de Nairobi y dispararon a cinco refugiados etiopes. Dos murieron, junto con un guardia afuera, a quien dispararon en la cabeza.

Nada fue tomado. Testigos dicen que los asesinos fueron directo al cuarto de los etiopes. La víctimas habían sido líderes estudiantiles en Etiopía y la policía de Kenya dice que algunos de ellos habían solicitado, previamente, protección.

Joseph Maina Migwi, Comandante de Policía de Kenya, dijo que no podía decir si agentes de seguridad de Etiopía estaban involucrados.

imaginando el cuerno de áfrica


En cuanto a los Derechos Humanos, Meles Zenawi, Primer Ministro de Etiopía, dijo en una conferencia de prensa reciente que "no han habido violaciones generalizadas a los Derechos Humanos en Ogaden, no sólo porque nosotros creemos en el respeto a los Derechos Humanos, sino porque sabemos cómo combatir la insurgencia."

Pero numerosos soldados que han desertado recientemente aseguran que han participado en asesinatos brutales. Ahmed Mohammed, de 24 años de edad, dijo que nación en Ogaden y que había servido dos años en el ejército nacional. En agosto, afirmó, su pelotón estaba bloqueando un camino y atraparon un camión que intentaba escabullirse. Los soldados arrastraron al chofer y Ahmed dijo que él vio a su comandante cortar la cabeza del chofer con un cuchillo de caza de 10 pulgadas.

"Dejamos el cuerpo en el camino," dijo Ahmed, quien ahora es un refugiado en Kenya. Su historia no pudo ser verificada de manera independiente, pero es consistente con aquellas de otros soldados que han desertado.

Mohammed, el vocero del gobierno, desestimó la historia diciendo: "No hay un solo soldado que esté abusando de los Derechos Humanos. El ejército etiope es muy disciplinado y no abusaría de su propia gente" [“There is not a single soldier who is abusing human rights. The Ethiopian military is very disciplined and would not abuse its own people”].